domingo, 11 de octubre de 2009

LA AVENTURA DE SER MAESTRO

La lectura del la aventura de ser maestro me ha hecho reflexionar y recordar mi trayectoria en la docencia; la ponencia del profesor José M. Esteve refleja con gran certeza los distintos momentos que como profesores hemos vivido al dedicarnos a esta noble profesión. Como bien menciona la mayoría de los docentes egresamos de las universidades con una profesión muy distinta al de ser maestro, y al virar nuestro camino cualquiera que haya sido la causa, cuando incursionamos en la docencia nadie nos enseñó a ser maestros y tuvimos que aprenderlo por ensayo y error, mi desempeño en sus inicios fue muy similar, pues recuerdo mi nerviosismo y miedo al enfrentar al grupo, aparentando una seguridad y sabiduría que no tenía, a través de los años logré superar muchas de mis deficiencias, pero aún sigo aprendiendo.
Como dice el autor son varios los problemas que enfrentamos siendo uno de ellos la dificultad de obtener una identidad profesional propia, que aunque menciona como ejemplo los profesores de secundaria, los del nivel medio superior nos vemos reflejados en ello, al menos yo al carecer de preparación pedagógica en mis inicios intenté copiar patrones de enseñanza de mis profesores de la universidad, sin comprender con claridad que las estrategias no eran las más indicadas para mis alumnos.
Al ingresar como docente en el Cetis, tuve la oportunidad de participar en la formación y elaboración de los primeros programas de la carrera de Técnico Dental, debido a que esta actividad en sus orígenes se aprendía de manera empírica, se tuvo la filosofía de enseñarla con un enfoque científico formando parte del área de la salud, así que en lugar de contratar mecánicos dentales optaron por la colaboración de Cirujanos Dentistas como docentes, presentándose el problema de adaptar los contenidos, los programas y los métodos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos, eso también provocó una confrontación de la profesión de origen con la nueva profesión que se generaba, y con la docencia. Esto nos permite corroborar lo que menciona el Profesor Esteve sobre la importancia de adecuar el nivel de conocimientos que logren las competencias y objetivos que marcan los programas de estudio.
En mi experiencia personal el hablar del “malestar docente”, involucra una serie de elementos que van desde el tener que impartir asignaturas que están muy lejos del perfil del profesor, dando como resultado una notoria deficiencia en el proceso enseñanza-aprendizaje, el no contar con suficientes recursos, materiales y equipo que apoyen la transmisión didáctica de los conocimientos, insuficiente equipo de laboratorios, grupos numerosos que difícilmente permiten una supervisión personalizada sobre todo cuando se enseña procesos técnicos que requieren del desarrollo de destrezas y la fabricación de productos con calidad; las autoridades y directivos debieran darse cuenta que esto deteriora la calidad de la enseñanza.
Con seguridad puedo mencionar que en lo coincidimos la mayoría de los maestros es tener el orgullo de ser docentes.


Saludos
Guillermo Ortiz Dillanes

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